Homeschooling: enseña a tus hijos a hablar inglés

Guest Blogger: Teresa García de www.sincastigos.com nos explicará cómo y por qué enseña inglés a su hija en casa. (bio al final).

El lenguaje, algo más que palabras

El nacimiento de Ruth supuso una revolución en mi vida. Todo lo que yo creía dio un giro repentino de al menos 180 grados. Yo trabajaba como auxiliar administrativo, personal funcionario del estado. Allí literalmente moría cada día un poquito. Cada cierto tiempo una depresión me recordaba que aquél no era mi lugar. En ese contexto, una sorpresa interesante, el test de embarazo da positivo.

Mi deseo consciente no era ser madre. Pero mi alegría indescriptible se prolongó todo el embarazo. Los planes eran tomar una excedencia de un año, y después llevar a la peque a una guardería y yo ir a trabajar. Si entonces alguien leyera mi futuro y dijera lo que pasaría, mis carcajadas asustarían a los propios esquimales por su tamaño e intensidad.

¿A qué cole llevo a mi hija?

Recién estrenada mi maternidad, ya sabía que no volvería a mi trabajo habitual. Incluso a qué dedicaría mi vida y fuerza desde ese momento en adelante. Traté de asociarme con varias instituciones que trabajaban en la misma dirección que yo. Pero, invariablemente, me sentía encerrada en sus preceptos, o faltaban elementos que yo considero imprescindibles. Paralelamente, estudiaba el lugar dónde escolarizar, que tuviera los elementos que yo consideraba necesarios. Entonces caí en la cuenta de la diferencia entre el aprendizaje implícito y el explícito.

Por ejemplo, un idioma es implícito, y la gramática es explícito. Así en un cole, está incluido en el curriculum, aunque poca gente lo sabe, el asistir diariamente a un lugar, por obligación; cuáles deben ser los días libres y cuáles no; qué la única respuesta correcta es la que da el profe y que la creatividad recibe en el mejor de los casos la indiferencia, y, en el peor, el castigo.

Me dedico a proveer a otras personas con herramientas diferentes a los premios y los castigos, porque conozco los efectos, no positivos por cierto, que producen. Me di cuenta que encontrar un cole que respetara como mínimo mi modo de educar era misión imposible. Mucho menos centrarse en lo que a los niños y niñas les gusta para aprender. La obligación y la obediencia ciega a la autoridad, también formaban parte del curriculum oficial.

Mi decisión

Yo entreno a mi hija a cuestionar mis planteamientos cada día, ¿qué iba a ser de ella en un entorno tan diferente? Me decidí por la educación en casa, aunque el término inglés para esto es mucho más completo, homeschooling.

Nació mi deseo de hablar con ella en otros idiomas y comencé a aprender por mi cuenta algunos. El inglés ya formaba parte, porque todo lo que yo estudio acerca de las emociones y las creencias y como estas afectan a nuestra vida, está en inglés. Pero mi seguridad para hablar en inglés no alcanzaba la suela de mis zapatos, y no suelo usar tacones.

Clases de inglés

Traté de encontrar academias que hicieran clases para adultos y niños juntos, con juegos. ¡Otra misión imposible! Pensé en una persona que lo hiciera para nosotras en exclusiva, y me preguntaba si sería muy caro. Inclusive que viniera a casa, ¡muy cómoda yo, jeje!

Y justo en ese momento apareció «Aprende Inglés Sila» en mi muro de facebook. Ni lo dudé un instante, me puse en contacto con ella y la contraté para dar clases a mi peque por Skype.

Yo no me adapto bien a las rutinas, y era esperable que Ruth tampoco, y así fue. Pronto se cansó, pero yo encontré el filón, una persona con la que hablar en inglés acerca de los temas más importantes para mi. Mi filosofía de vida, lo que mueve mi curiosidad, mis investigaciones, aquí hasta he aprendido a pensar en otro idioma (bueno estoy aprendiendo…).

Y cuando termino la clase, mi hija y yo hablamos en inglés mientras jugamos, conducimos (vale conduzco yo), cocinamos, incluso a la hora de irnos a dormir. Aunque ella aún responde la mayor parte del tiempo en español, está claro que entiende lo que digo, y hace sus «pequeñas incursiones». Aprende de modo implícito, igual que aprendió español en su momento.

¿Por qué educo a mi niña en casa?

Muchas veces he recibido preguntas acerca de mis motivos para educar en casa y para no usar premios, castigos, o sus variantes más cercanas, las alabanzas.

Mi respuesta es simple: porque distingo «los aprendizajes implícitos» en las escuelas y en los premios y castigos.

Es el lenguaje de la obediencia, el de alguien siempre sabe qué es lo mejor, el del «deber». Y yo prefiero la comunicación de la felicidad, la colaboración, la tormenta de ideas, la creatividad.

Creo que absolutamente todos tenemos algo que aportar a la sociedad, a la vida, y cuando cada persona pone su «granito» de arena, todas las personas nos beneficiamos.

BIO: Teresa García es licenciada en Psicología Clínica por la UNED, experta en Psicopatología de la Infancia y la Adolescencia por la Sociedad Española de Medicina Psicosomática. y facilitadora de Psych-K, formación psicoanalítica con la escuela argentina Oedipus Núcleo Psicoanalítico.

Teresa dirige talleres a padres y madres para que éstos adquieran habilidades de comunicación diferentes a los premios y los castigos (terapias basadas en la liberación emocional). Nuestra autora invitada es también fundadora y propietaria de la web www.sincastigos.com.

sin castigos

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